Un artículo de Invertica Real Estate Solutions
Cada vez somos conscientes que el cuidado y preservación del medio ambiente es un punto clave para que el mundo siga evolucionando.
Este hecho también ha calado en las empresas, ya que cada día aumenta más el número de ellas que requieren instalaciones optimizadas para la minimización del impacto ambiental y la disminución del gasto energético. Y el sector logístico (e inmo-logístico) no se quedan al margen de este cambio, sino que, al contrario, forman parte de la vanguardia en su implementación.
Además de un aspecto ético, esta disminución del impacto ambiental es algo que las empresas deben llevar a cabo para cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible fijados por la ONU.
Esta más que claro que el desarrollo de construcciones con un mínimo impacto ambiental nos beneficia a todos, pero, ¿cuáles son las especificaciones para llevarlo a cabo? Lo cierto es que no hay una lista definitiva de esto, sin embargo, a día de hoy existen multitud de formas de contribuir a este fin algunas de las cuales son:
- Utilización de materiales de construcción reciclados. Aquí hacemos referencia al uso de materiales que han sido fabricados con restos de otros. También encontramos aquí en los casos de reconstrucción o renovación, el aprovechamiento de materiales desmontados de los inmuebles anteriores (estructuras metálicas, hormigón o zahorra reciclados, etc.)
- Uso de materiales sostenibles, cuya fabricación no haya supuesto un deterioro del medio. En este caso a día de hoy podemos encontrar infinidad de opciones, que además suponen un ahorro, debido sus precios, que suelen ser reducidos a los de los materiales tradicionales.
- Minimización de residuos. Este punto viene derivado de la eficiencia a la hora de planificar los recursos que serán necesarios para la edificación del futuro inmueble. De esta manera se evitarán los excedentes, optimizaremos el transporte o se disminuirán los embalajes innecesarios.
- Colocación de zonas verdes, adaptadas a la flora local.
Además de esto no debemos olvidar, que no solo consiste en mejorar el proceso de construcción, sino también hacer que el edificio final sea energéticamente eficiente. Para conseguir esto se utiliza la combinación de varios criterios como son:
- Localización de los inmuebles. Una buena orientación y localización, puede disminuir el coste energético hasta un 70%. Para ello, es muy importante aprovechar al máximo las horas de sol en los meses de frio y jugar con las sombras y la orientación con respecto al viento para los meses de verano.
- Utilización de energías renovables para el abastecimiento energético del edificio. En el caso de España, el uso de la energía solar es uno de los grandes recursos utilizados para la disminución del coste energético.
- Diseño del edifico. Colocar amplias zonas acristaladas, y sobre todo lucernarios en nave, para dar luz a los espacios, puede hacer que se ahorre en el uso de electricidad gran parte del día. Efecto isla de calor, con las cubiertas blancas. Renovaciones de aire en nave.
Certificaciones de sostenibilidad: LEED y BREEAM, ¿en qué consisten?
No cabe duda que invertir en una construcción más eficiente solo puede traer ventajas, y más aún si hablamos del valor añadido que adquieren estos inmuebles y que resultan muy atractivos a los nuevos inquilinos.
Actualmente existen multitud de certificaciones que acreditan la construcción y el desarrollo eficiente. Creadas hace décadas, hasta la última no han comenzado a extenderse en nuestro sector logístico, al menos en España. Dos de ellas son a día de hoy las más reconocidas a nivel internacional:
- LEED (Leadership in Energy and Environmental Design)
- BREEAM (Building Research Establishment’s Environmental Assessment Method)
La metodología de certificación BREEAM, evalúa los inmuebles se en base a 10 categorías: gestión, salud y bienestar, energía, transporte, agua, materiales, residuos, uso ecológico del suelo, contaminación e innovación. En resumidas cuentas, este sistema de certificación, clasifica los edificios en función del bienestar de los ocupantes y la disminución del impacto medioambiental, tanto en su proceso de construcción como en su vida útil.
Si hablamos de la metodología de certificación del sistema LEED, encontramos que los inmuebles se evalúan en base a cinco áreas: emplazamiento sostenible, ahorro de agua, eficiencia energética y energías renovables, conservación de materiales y recursos naturales, y calidad del ambiente interior, con una categoría adicional, innovación en el diseño.
Ambas certificaciones son reconocidas internacionalmente y las empresas son libres de elegir desarrollar sus proyectos en base a sus requerimientos.
También podemos resaltar una tipología más, y es la VERDE, que cuantifica el impacto medioambiental de los edificios. A diferencia de los otros dos certificados, este solo se aplica al ámbito europeo.
Ejemplos de edificios con altos niveles de certificación sostenible
Son muchas las empresas que optan por la construcción de edificios de edificios nuevos, siguen las pautas para un desarrollo sostenible, igualmente, los demandantes de espacios son cada vez más exigentes con estas cualidades a la hora de elegir la ubicación para sus negocios.
Un buen ejemplo de esta tipología de edificios la podemos encontrar en el nuevo proyecto de MountPark en Illescas comercializado por Invertica.
Se trata de un inmueble que contará con la mayor calificación BREAAM, “VERY GOOD”.
Para llegar a la obtención de esta calificación la futura nave cuenta con especificaciones tales como:
- Oficinas con fachadas acristaladas, que minimizaran el consumo energético, ya que permiten la entrada de luz natural.
- Una iluminación natural del 5% en la zona de almacenaje.
- Certificación energética “A”.
- Infraestructuras preparadas para la instalación fotovoltaica.
- Ventilación natural.
- Entorno natural y sostenible.
- Áreas de bienestar para los usuarios, con zonas verdes y al aire libre.
Todo esto lo/los lleva a convertirse en un/unos edificio/s que garantiza/n:
- La reducción de emisiones de CO2.
- La satisfacción y bienestar de sus usuarios.
- Ahorro en gastos de mantenimiento.
- Aumento de la vida útil del edificio en comparación a otros con un desarrollo menos eficiente.
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