La Asamblea General de UNO, integrada por los integrantes de la Junta Directiva, los socios de pleno derecho de la organización empresarial y los socios colaboradores, mantuvo su reunión anual para abordar los retos y desafíos del sector, tras un año marcado por la pandemia. Durante el encuentro, los socios alzaron la voz contra la anunciada subida de impuestos del Ejecutivo, en un momento en el que las empresas deben centrarse en amortizar las inversiones realizadas y en la generación de empleo. Además, por consenso, la Asamblea General hizo un reconocimiento a la labor de la Aduana española desde el inicio de la pandemia.
La Asamblea General dio comienzo con el tradicional el informe del presidente, que hizo referencia al contexto actual, “tremendamente negativo”, apuntando a varios aspectos:
- En el último año España ha perdido 790.000 empleos, pero hay otros 700.000 que siguen en suspenso desde hace mucho, de los que 600.000 llevan ya sin trabajar más de medio año, con lo que las posibilidades de que estas personas vuelvan a sus empleos “son realmente complicadas, porque las circunstancias están cambiando de una forma espectacular”.
- De cara al próximo año, “aunque se incremente algo el PIB, continuará reduciéndose el desempleo, y esto supone una reducción de la renta disponible, lo que nos lleva a entrar en un círculo vicioso muy peligroso”.
- El mercado de trabajo sigue como hace 10 años, explicó el presidente, “con una dualidad espectacular entre empleo indefinido y temporal. La gran mayoría de los que pierden el empleo (85%) son los temporales.
- Actualmente, el paro asciende al 16,2% y va a seguir creciendo. Lo que en un principio parecía una crisis coyuntural va a ser estructural.
- La crisis nos ha llevado a otro modelo productivo, más digitalizado y por lo tanto necesitado de inversiones, que tienen que amortizarse, “lo cual es muy difícil porque entremos en una economía de guerrillas”, destacaba Aranda.
- Conforme nos acercamos a final de año las previsiones de caída del Producto Interior Bruto (PIB) empeoran, “creemos que va a haber 12% de caída del Producto Interior Bruto y una deuda pública del 118% del PIB con un déficit de 11,3 a 11,5. Cifras muy preocupantes”, incidió el presidente de UNO.
- En cuanto a la política presupuestaria del año que viene “va a ser ultra expansiva”, algo que, según Aranda “puede ser buena si nos dedicamos a invertir y a generar productividad. Si nos dedicamos a generar gasto estructural, la duda será más grande y la maquinaria de generación de actividad cada vez más pequeña y menos importante”.
Ante esta situación, el presidente de UNO hizo una serie de reivindicaciones para mejorar la situación de las empresas que pasan por:
- Que se reduzca la carga impositiva de las empresas y de los ciudadanos, tal y como lo han hecho Portugal, Francia, Italia y Alemania y Grecia. “Aquí no solo no se han eliminado impuestos, sino que quieren incrementarlos y eso es un golpe a la actividad, a la economía y a las empresas tremendo”.
- También hemos puesto encima de la mesa que desde hace 10 años tenemos la necesidad de modernizar nuestro marco laboral que es antiguo y anticompetitivo, basado en la rigidez del puesto de trabajo. Necesitamos un mercado laboral mucho más flexible. Esto ya funciona en Alemania y en el norte de Europa, donde introdujeron la flexiseguridad y bienestar para todos.
- Las empresas necesitan menos burocracia, que nos dejen generar valor añadido en nuestras empresas.
- Ampliación de los plazos de amortización de los ICOs.
- La demanda ha bajado y las empresas tienen que reestructurarse, redimensionarse de cara la nueva demanda, y eso se traduce en despido de plantillas. En España los despidos son enormemente costosos, y el hecho de despedir puede hacer que compañías viables sean inviables. Proponemos que se compartan los gastos de los despidos, que la mitad lo asuma la empresa y la otra mitad, Fogasa.
- Que los trabajadores que estén en ERTES se formen en nuevas habilidades, nuevas competencias y nueva formación para hacer el matching entre oferta y demanda de empleo. Las bases de la formación deberían estar alineadas con las necesidades de las propias empresas.
Al país le irá bien si les va bien a sus empresas, sentenciaba el presidente de UNO.
Salvador del Rey
Esta Asamblea de UNO también contó con la participación de Salvador del Rey, catedrático de derecho del Trabajo en ESADE, y presidente del Instituto Cuatrecasas de Estrategia Legal en RRHH. Además, ha sido elegido como uno de los diez abogados laboralistas más prestigiosos a nivel mundial, según una encuesta realizada por el directorio legal Who´s who Legal International Who´s Who of Management Labour & Employment Lawyers 2020 y 2011.
Durante su intervención, Salvador Rey analizó la situación actual en materia de Recursos Humanos y marco regulatorio laboral desde cuatro puntos:
1.- “Tenemos que salir del pensamiento de crisis coyuntural e introducirnos en el de crisis global estructural”. Y esto, según del Rey “es importante porque la forma de gestionar una crisis es diferente si es coyuntural o si es estructural”. En este sentido, ha señalado que tenemos que gestionar nuestro capital humano con una mentalidad de crisis estructural teniendo gran fortaleza mental y sabiendo transmitir esa fortaleza para resistir ante la situación.
2.- Desde el inicio de la crisis se han tomado decisiones en tres sentidos: en materia de ERTEs, en la limitación a las empresas de la facultad de extinguir contratos de trabajo y en dar prioridad legal al teletrabajo. Pero lo que más le ha preocupado a Salvador del Rey en este marco regulatorio excepcional es la filosofía de fondo, “que es una enorme desconfianza en las empresas para la gestión de la crisis”.
Desde su punto de vista, en el tipo de sociedad que tenemos “no se justifica la enorme desconfianza que se ha tenido en las facultades empresariales a la hora de gestionar la crisis, que se ha traducido en determinadas limitaciones en las cuales yo no encuentro una justificación”, afirmó. Considera que no vamos a poder seguir mucho más tiempo a base de extensión de ERTEs, no podemos permitirnos el mantenimiento de empleos zombis durante muchísimos meses, ya que esto creará grandes problemas de productividad a largo plazo.
3.- Nos estamos introduciendo en un marco regulatorio pandémico, con el que nos quieren regular ante una situación diferente al de la crisis sanitaria, una crisis más global. El problema de la desconfianza en las facultades empresariales que se ha dado en una coyuntura determinada se traslade a todo el tejido del marco regulatorio. Era para preocupar la normativa sobre tiempos de trabajo que ha mostrado su inoperancia en tiempos de crisis. La normativa de teletrabajo que ahora es lo más preciso evitar que se aplique porque tiene enormes limitaciones.
4.- Es enormemente preocupante la reforma de grandes partes de la reforma laboral del trabajo de 2012 que se quiere realizar porque, dentro de ese paquete está la limitación de factores de flexibilidad, que son ahora más necesarios que nunca. Según Salvador del Rey, tenemos la doctrina del Tribunal Supremo para poder hacer cambios en la organización del trabajo en las condiciones del trabajo y en los Recursos Humanos, de modo que. “aquellos que podáis diseñar una estrategia de cambio de condiciones de trabajo necesarias para adaptarse a la nueva situación que se avecina, hay un marco jurídico adecuado que no sabemos si cambiará en unos meses”.
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